Los medios de comunicación españoles utilizan un distinto rasero para medir las cosas: «La solidaridad de los españoles permite un nuevo récord de donaciones y trasplantes». Las donaciones de los inmigrantes, para esto, no cuentan.
Es cierto que España es líder indiscutible en el mundo en la donación de órganos por 23 años consecutivos. Eso es genial; fantástico; y dice mucho de la solidaridad del ser humano. Sin embargo, ¿por qué no dicen los medios de comunicación que son los inmigrantes, en proporción con la cantidad de donantes, los que más se vuelcan con las donaciones y transplantes de órganos?
¿Por qué si un asesino, un violador, un traficante… comete un delito, enseguida leemos titulares que añaden la siguiente coletilla «el violador, el traficante, el asesino, es inmigrante»?
¿Por qué para las cosas malas sí y para las cosas buenas no?
¿De qué convivencia y de qué integración podemos hablar cuando los que forman opiniones públicas nos meten este tipo de conceptos y mensajes por la cabeza?
Los inmigrantes se han integrado por completo en el sistema de trasplantes, probablemente porque han percibido que funciona y que les trata sin ningún tipo de discriminación. Al final tienen una propensión a donar órganos mucho más alta que en sus países y se sienten tanto o más integrados cuanto mejor les ha tratado la sociedad española», según ha dicho incluso, el director de la Organización Nacional de Trasplantes.
Lamentable. Distinto rasero para medir las cosas. A otro con esa lobotomía!
No la he visto. Tratare verla.
Es la hipocresia del discurso que cuando alguien comete un delito si que distinguen entre nacionalidades pero para las cosas buenas todos son españoles