…y así día tras día
Más de 20 mil muertos en los últimos años en el Mediterráneo y no pasa nada; el Reino Unido decide irse de la UE y parece que se va a acabar el mundo. Irónico, ¿verdad?
Los británicos han dicho «bye bye» de la Unión Europea y las bolsas se desploman (el Ibex 35 cerró con una caída del 12,35%, la mayor de su historia); al otro lado del Atlántico. Wall Street abre la sesión con pérdidas y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, caía un 2,74% minutos después del inicio de las contrataciones. Por su parte el selectivo S&P 500 baja un 2,45% y el índice compuesto del mercado Nasdaq pierde un 3,66%.
Eurófobos como la francesa Le Pen, el holandés Wilders y el italiano Salvini reaccionan con euforia, los europeos que trabajan en el Reino Unido se llevan las manos a la cabeza y se preguntan cómo será el uso de pasaporte a las Erasmus o el futuro de las cotizaciones, Gibraltar quiere ser español nuevamente para seguir en la UE; las grandes empresas como Iberia y Telefónica y los magnates de Bankia, Santander y Sabadell se llevan las manos a la cabeza en un colectivo grito de Munch mientras los líderes europeos se citan de urgencia para reunirse el miércoles. Y en España Rajoy, Sánchez y Rivera usan el Brexit para atacar a Unidos Podemos a ver si sacan tajada.
Pareciera que el apocalipsis ha llegado al planeta. Los telediarios interrumpen sus programaciones habituales y se montan tertulias; los diarios impresos y los virtuales comienzan a llamar a sus clientes para venderles espacios publicitarios.
Mientras, ese Mediterráneo que durante siglo unió civilizaciones; al que le cantó Serrat, es un gran cementerio hoy: más de 20 mil muertos en los últimos años pero esos muertos no acaparan la atención de quienes manejan los hilos de la lobotomización mundial.
¿Cuántas personas más tienen que morir para que los gobiernos europeos reconozcan que, para las operaciones de búsqueda y rescate, no se puede depender de unos recursos hechos a retazos?
- “Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”
(Eduardo Galeano)
A diario leemos o escuchamos noticias sobre la muerte de seres humanos que pierden su vida en el mar Mediterráneo en su intento por llegar al “Primer Mundo”. No hay día que no tengamos noticias sobre estas trágicas muertes. Las más recientes hablan de unos 400 inmigrantes. Y el “Primer Mundo” sigue imperturbable e impasible, como si se trataran de “números”, de “inmigrantes” cuando todos sabemos que detrás de esos “números”, de esos “inmigrantes”, hay seres humanos y cada uno con familias, con historias.
Aunque no se conocen las cifras exactas (es imposible), distintas organizaciones internacionales cifran los muertos en más de 20 mil en los últimos 20 años.
No hay dudas que estamos construyendo un cementerio en el mar Mediterráneo. . La historia es cíclica. Cada cierto año desayunamos con una tragedia de embarcaciones repletas de seres humanos que perecen en su intento de tocar el viejo continente.
20.000 muertos en 20 años, más que algunas guerras
20.000 personas han muerto de esta manera en los últimos 20 años,según los datos de Fortress, un blog especializado que se encarga de recopilar cifras con datos publicados en los principales diarios. Los datos así, parecen fríos pero una comparativa puede abrir los ojos sobre la dimensión de estas cifras. Hablamos de más muertos que los provocados por la Guerra Civil del Congo (1997-2002) que acabó con la vida de 10.000 personas. O con la Guerra de Uganda-Tanzania, cuyas cifras de muertos ascienden a 5.000. O con la Guerra del Sáhara Occidental, con cifras que van de los 10.000 a los 15.000 muertos.
¿Quiénes van y hacia dónde?
Eritreos, libios y sirios son quienes deciden abandonar sus hogares ante la desesperación de la guerra y la hambruna que azotan sus países. Desde la ONU subrayan que “el fenómeno de la gente navegando en pequeños barcos a través del Mediterráneo hacia Europa es antiguo e involucra temas de asilo así como también de migración”.
Italia, España, Malta y Grecia se han convertido en la puerta de entrada a Europa. Sin embargo, estos países no son el destino final de estas personas. Según Cruz Roja, estos países con salida al mar continúan siendo el primero al que llegan para después continuar.“Países como Alemania, Reino Unido o Bélgica son los destinos finales de los estas persona cuyas familias residen en el norte de Europa”. Por eso, desde Cruz Roja insisten que el de la inmigración es un problema europeo y no solo italiano, español o griego. “A diferencia de hace dos años, vemos que las barcazas llegan con varios miembros de una misma familia”, señala.
Cruzar el desierto del Sahara y tomar una embarcación para llegar vía marítima a Europa es una travesía larga, cara y en ocasiones, mortal. Desde Cruz Roja subrayan que se puede tardar hasta cuatro meses y que el viaje cuesta hasta 1.600 euros. Un tiempo y un dinero que no garantizan un feliz final.
Aunque es imposible saber cuántos se quedan por el camino.ACNUR estima, intenta hacer una radiografía de la inmigración ilegal que llega a los países del Mediterráneo. Según los datos que maneja, en 2011 llegaron a Malta y Grecia más de 1500 inmigrante ilegales. A España, 5.500 personas; Italia recibió 61.000 personas. Esta misma organización explica que la llegada de inmigrantes irregulares a Italia por mar en 2013 ascendió a 30.100, de los cuales 7.500 eran sirios, 7.500 eritreos, y 3.000 somalíes.
Casi 10.000 personas han sido rescatadas desde el fin de semana, según el servicio de guardacostas italiano y los gobiernos europeos no han abordado la crisis humanitaria mientras que Amnistía Internacional publicará un nuevo informe sobre el tema a finales de este mes.
La constante negligencia de los gobiernos europeos respecto a la crisis humanitaria en el Mediterráneo ha contribuido a que, desde que comenzó 2015, el número de muertes de personas migrantes y refugiadas se haya multiplicado por más de 50. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, ante el temor de que hasta 400 personas más hayan muerto entre misiones de rescate ante la costa de Libia en los últimos días.
La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) ha manifestado hoy su “profunda conmoción” por el hecho de que esta última tragedia podría hacer ascender a casi 900 la cifra de personas muertas desde el 1 de enero de 2015, frente a las 17 fallecidas durante el mismo periodo de 2014. Se trata de un aumento de casi 53 veces en el número de muertes de personas migrantes y refugiadas.
El 28 de abril, Amnistía Internacional publicará un nuevo informe que ofrece un análisis en profundidad de la actual crisis, e incluyetestimonios directos de supervivientes de naufragios ocurridos durante los tres primeros meses de 2015. El informe detalla hasta qué punto las actuales operaciones de búsqueda y rescate distan de aportar lo que se necesita para abordar la crisis humanitaria en el Mediterráneo central.
¿Cuántas personas más tienen que morir para que los gobiernos europeos reconozcan que, para las operaciones de búsqueda y rescate, no se puede depender de unos recursos hechos a retazos?”
Miles de migrantes y refugiados desesperados siguen emprendiendo la travesía marítima más peligrosa del mundo, y cientos han muerto ya este año, en lo que supone un incremento masivo respecto al mismo periodo de 2014.
Todos los datos señalan un incremento constante en el número de personas migrantes y refugiadas que emprenden este viaje a medida que el tiempo mejora, que la violencia y la persecución continúan en países como Siria y Eritrea, y que la inestabilidad persiste en Libia, punto de partida de la mayoría de los viajes de tráfico de personas a través del Mediterráneo.
En la más reciente de la cadena de tragedias, el servicio de guardacostas italiano dijo a Amnistía Internacional que, desde el sábado 11 de abril, había rescatado a un total de casi 10.000 personas al responder a decenas de llamadas diferentes de socorro. El domingo 12 de abril, los guardacostas italianos recuperaron nueve cadáveres de una embarcación de madera que había volcado, y las labores de búsqueda continúan, pues se teme que hayan desaparecido cientos de personas más que viajaban en esa embarcación.
Al igual que en otras operaciones recientes de búsqueda y rescate, los guardacostas italianos tuvieron que depender de la asistencia sobre la marcha de una combinación de navíos de la operación “Tritón” (operación de la Unión Europea para el control de fronteras) y buques mercantes que estaban en las cercanías.
Europa ha reducido su capacidad de búsqueda y rescate basándose en el argumento fallido de que esas operaciones tenían un ‘efecto llamada’ que atraía a más migrantes.Pero la realidad en el Mediterráneo está poniendo de manifiesto esa falsedad, ya que el número de personas desesperadas que intentan llegar a Europa no hace más que aumentar.
Los líderes europeos deben admitir que la estrategia actual no está funcionando, y deben apoyar con todas sus fuerzas una operación sólida y concertada en el Mediterráneo, dotada de al menos los mismos recursos que la operación italiana Mare Nostrum cancelada el año pasado.
¿Por qué no se refuerzan las operaciones de búsqueda y salvamento en el Mediterráneo y el Egeo? ¿Por qué no se abren rutas legales y seguras para evitar que las personas que huyen del conflicto y persecución se vean obligadas a realizar viajes peligrosos? ¿Por qué nuestro “Primer Mundo” no deja de cooperar con países que violan derechos humanos, para que estos países restrinjan los flujos migratorios hacia la Unión Europea?
3.420 inmigrantes han muerto este año 2014 en el Mediterráneo. Más de 207.000 personas han cruzado el Mediterráneo, casi el triple que el récord histórico
La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, ha alertado que este año las personas que se han lanzado al mar jugándose la vida ya supera el número de 348.000 en todo el mundo, cifra récord. ACNUR confirma que antes de acabar el 2014 se han podido confirmar 4.272 muertes, de las cuales 3.419 se han producido en el Mediterráneo, con diferencia la ruta más mortífera.
Más de 207.000 personas han cruzado desde enero el Mediterráneo con el objetivo de empezar una nueva vida en Europa, casi el triple que el anterior récord, las 70.000 del 2011, coincidiendo con la guerra civil en Libia. Alrededor del 50% de estos inmigrantes son refugiados de Siria y de Eritrea. ACNUR lamenta que “algunos gobiernos están poniendo la prioridad en impedir la entrada de extranjeros más que en la defensa del asilo”.
Estos datos coinciden con la concesión del Premi Internacional Alfonso Comín a los inmigrantes que intentan superar las vallas de Ceuta y Melilla para llegar a Europa. El congoleño Gustave Kiansumba, que protagonizó un periplo africano de siete años y que en 2011 solicitó asilo político en España, recoge el premio en nombre de este colectivo. Precisamente, la oficina de ACNUR en España ha lanzado la iniciativa “El asilo es de todos” con el objetivo de revalorizar esta herramienta desde distintos sectores de la sociedad. Desde enero, más de 6.000 personas, de las cuales unas 2.500 son sirias, han llegado de manera irregular por mar a Ceuta y Melilla.
ACNUR subraya que debido a las guerras que amenazan la vida de millones de personas, en 2014 ha crecido el número de solicitantes de asilo que huyen de sus países.
Además de la del Mediterráneo, otras rutas marítimas son la del golfo de Adén y el Mar Rojo, utilizada por las cerca de 83.000 personas que partieron de Etiopía y Somalia para dirigirse a Yemen o Arabia Saudita y a los países del golfo Pérsico, y la del Sudeste Asiático, de Bangladesh y Myanmar hasta Tailandia, Malasia o Indonesia, emprendida por 54.000 inmigrantes. También en el Caribe, ACNUR ha contabilizado este año unas 4,8000 personas que se han embarcado con rumbo a otros países.
ACNUR alerta del florecimiento del negocio del tráfico de personas, “que operan con total impunidad en zonas de inestabilidad o conflicto”.
El “Primer Mundo” tiene que aceptar y asumir la corresponsabilidad en la creación de un mundo tan desigual.
El Mediterráneo no para de vomitar cuerpos hinchados.
El Mediterráneo está indigesto con tantos muertos.
La conciencia humana no puede permanecer indiferente ante tal tragedia, la tragedia de todos los días. La solución de estas “migraciones de la desesperación” no reside fundamentalmente en políticas represivas ni de contención.
Es Europa al completo la que se enfrenta a estos dramas y solo una estrategia europea común puede plantarles cara.
Lamentablemente, mientras no exista un enfoque humanista de este fenómeno las mafias seguirán lucrándose, los seres humanos seguirán migrando y el Mediterráneo será el cementerio que es hoy.
…y así día tras día: ayer fútboll, hoy Breixit, mañana «jornada de reflexión», el domingo votar en unas elecciones por quien no queremos que salga.