QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR
Es cualquier tipo de agresión psicológica o física mantenida en el tiempo y con intención de hacer daño. Se caracteriza por el desequilibrio de poder (la víctima, sola, frente a agresores y observadores).
TIPOS
– Verbal. El más habitual. Insultos, motes, humillaciones, propagación de rumores, mensajes telefónicos o llamadas…
– Social. Exclusión y aislamiento de la víctima, por ejemplo, se la deja fuera de las actividades, como un partido de fútbol en el recreo.
– Psicológico: basado en amenazas para provocar miedo, lograr algún objeto o dinero, o para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere.
– Físico. Agresiones directas e indirectas; por ejemplo, producir daño en objetos personales de la víctima.
– “Ciberbullying”. El acoso escolar a través de Internet ha aumentado enormemente en los últimos años. En este caso, la víctima no tiene tregua, pues el acoso no termina cuando llega a su casa. Además, la participación de terceros hace que se multiplique el número de acosadores, y puede suceder que, incluso cuando ha terminado el problema en el centro escolar, el acoso continúe en Internet.
Pero la Red también aporta ‘ventajas’ a las víctimas. Por una parte, aumenta el número de espectadores que la apoyan. También le proporciona herramientas para solicitar ayuda. Además, aporta una ventaja desde el punto de vista jurídico: queda constancia del acoso, que en muchos casos puede denunciarse por constituir un delito tipificado (amenazas, injurias, suplantación de identidad…).
QUÉ HACER
– Ponerlo en conocimiento de los padres. El apoyo de la familia es fundamental. Muchas víctimas sienten vergüenza o creen que han hecho algo que les hace merecedores del hostigamiento. De ahí la importancia de que los padres se pongan del lado de su hijo y le apoyen, y no subestimen sus miedos.
– Hablar con el tutor y la dirección del centro. De entrada, la mayor parte de los centros niegan el acoso o dicen no tener constancia.
– Presentar escritos, e incluso grabaciones, para que haya pruebas.
– Si no es suficiente, acudir a la inspección educativa.
– Agotadas las anteriores opciones, presentar una denuncia penal.
– Matricular a la víctima en otro centro escolar.
– Reforzar la autoestima del menor. Buscar ayuda psicológica.
PROFESORADO
– Los docentes siempre debe prestar atención a lo que dice el alumno/a, no ‘quitarle hierro’ y garantizar la confidencialidad. Comunicar a la dirección del centro. Observar e intervenir, adoptando, si fuera necesario,medidas disciplinarias contra los acosadores.
CÓMO DETECTARLO
– Cambios de comportamiento notables: el menor deja de salir, se muestra nervioso y angustiado cuando tiene que ir al colegio, regresa rápidamente tras las clases, no va con sus amigos de siempre, deja de hablar en casa y tiende a aislarse, baja el rendimiento escolar, muestra ansiedad, tristeza, preocupación…
– Se le rompe o «pierde» habitualmente el material escolar o la ropa.
Resumiendo. Consejo para padres y madres: nunca hay que hacer ver que no pasa nada ni culpabilizar al menor de una situación que él es en realidad la´víctima. Hay que ponerle remedio inmediatamente, acudiendo al Centro o asesorándose legalmente con un abogado para iniciar las actuaciones administrativas o judiciales más convenientes.
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Es un tema horroroso. Señores más educación en los centros para suplir su falta en el seno familiar.
Es un problema que se acentúa año tras año y es por falta de educación. Tendrían que tener mano dura con este tema.